“¿Dar un paseo con un burro?” Contarle a algunas personas sobre este viaje significaba recibir sonrisas, sorpresa y luego interés. Cuando explicas que la idea es experimentar el modo de viajar que tenían nuestros antepasados y vivir una aventura, se despierta la curiosidad.
España es uno de los países más montañosos de Europa. Una hora en coche al norte de Madrid está la Sierra de Guadarrama. La subida a las montañas es espectacular; dejas la ciudad y te adentras en una zona preciosa de España.
Nuestra aventura empezó en Prádena, donde nos presentaron a Cárdena, el burro que nos iba a acompañar en nuestro paseo. Después de darnos información detallada y por escrito del itinerario, un mapa y una bota de vino, estábamos listos para partir… bueno casi.
Primero teníamos que familiarizarnos con los aperos del burro y preparar las alforjas con todas nuestras cosas. Eres totalmente responsable del burro y necesitas saber cómo funciona todo. Los niños tenían un poco de miedo al principio, pero estaban muy interesados e ilusionados con su compañero de viaje. La burra estaba muy bien educada y nuestro hijo de tres años empezó sin demora a familiarizarse con las riendas.
Una de las cosas maravillosas de este viaje era que podíamos hacer una ruta larga con nuestros dos hijos pequeños puesto que pueden subirse al burro cuando se cansan. Esto significa que no estás limitado a caminos por los que puede circular un carrito de niño y que no tienes que llevar uno contigo. Nuestro hijo de tres años no lo veía muy claro al principio cuando le propusimos montar en el burro que para el era un gigante. Cuando se subió, rápidamente quedo claro que no iba a bajarse fácilmente de este cómodo medio de transporte. Pronto empezó a protestar para que le ajustásemos los trípodes y pidió una espada; sabiendo que todos los caballeros necesitan una espada…
El tener las instrucciones por escrito de la ruta nos permitió despreocuparnos sobre dónde íbamos. Aunque algunas veces tuvimos que decidir sobre qué era un cruce de caminos no nos perdimos en ningún momento. Según progresamos cogimos un ritmo relajado con alguna parada para dejar que Cárdena comiese un poco de zarzas (parece que es su aperitivo favorito) o pararnos a admirar el silencio y la tranquilidad del campo.
La ruta que hicimos era un antiguo camino utilizado antes de que las carreteras conectasen los pueblos, y que son todavía utilizados por las gentes del lugar para llevar al ganado de un sitio a otro y para llegar hasta sus cercas. Muros de piedra y espacios abiertos y silenciosos te llevan rápidamente a encontrar paz y conectar con la naturaleza. Una primavera muy lluviosa hacía que hubiese prados totalmente cubiertos de flores, hasta el punto de que mi hijo mayor al ver un prado lleno de margaritas me preguntó porqué había nevado y ¡dónde estaba el muñeco de nieve! Un desvío indicado en las instrucciones llevaba a un manantial que surgía de entre las rocas generando un río; La zona tiene mucha piedra caliza con cuevas y ríos subterráneos.
Los burros tienen una mala reputación por ser cabezotas, pero Cárdena cooperó en todo momento. Como con todas las mascotas tienes que transmitir seguridad al animal. Si no le haces saber que tu eres el jefe muy pronto manda el animal. En un momento dado, atravesando un riachuelo pensé que sería buena idea dejarla beber. No estaba interesada. Entonces se negó a cruzar pero un tirón firme de las riendas y un par de “arres” la hizo moverse de nuevo. Incluso las personas más “urbanas” no tendrían problemas de dirigir al burro, a no ser que le tengan miedo a los animales.
La única pega a viajar con un animal es que tu grupo puede ser más grande de lo previsto. Todos los insectos alados en el vecindario vinieron con nosotros. La positivo de esta forma de viajar es mucho, ya que la experiencia y la excursión es algo muy diferente a simplemente dar un paseo por el campo. Por algún motivo, da la sensación de estar viajando y no solo dando un paseo y te hace sentirte como nuestros antepasados debieron sentirse al viajar.
Después de aparcar al burro en la entrada (y de atraer mucha atención de la gente que por allí pasaba) comimos en el Hostal La Cerca. De aperitivo, nos dieron morcilla y cortezas; suerte que habíamos hecho ejercicio. Continuamos con un suculento cuarto de cordero asado y ensalada. Los fines de semana, muchos Madrileños viajan a Segovia sólo para comer este manjar tradicional. No es difícil de ver porqué, cuando lo ves servido en una bandeja de barro con su salsa.
Terminamos el viaje relajados y con la impresión firme de haber hecho algo diferente un poco “especial”. El único problema es que la próxima vez que vayamos a andar le vamos a tener que dar explicaciones a los niños de por qué no nos acompaña Cárdena…
Una empresa puesta en marcha por dos hermanos pioneros en el turismo de aventura en la región, Senderos y Pueblos organiza viajes con burros, en Vespas y en Bici. Con itinerarios bien preparados y documentados puedes descubrir lugares desconocidos y bellos. Tienen un amplio repertorio de viajes de diferentes duraciones y pueden adaptarse a diferentes necesidades.
www.senderosypueblos.com (Español)
www.awayfromthecrowds.com (Inglés)
Teléfono: +34 618 219 449 / +34 648 206 608
Hostal La Cerca
Calle del Puerto, 63 - Arcones
Teléfono: +34 921 504032