Si la enchufas a tu portátil puedes conectarte a Internet desde donde quieras. Es una muy buena opción si viajas mucho, no tienes DSL en tu edificio o si no quieres tener un teléfono fijo en casa. La desventaja, por supuesto, está en el coste. Vodafone ofrece la tarjeta 3G a una tarifa plana de 35 € al mes, pero te limita el volumen de transferencia de datos a 5 GB. Es recomendable si no te bajas mucha música o películas de Internet.
Una alternativa a la tarjeta 3G es comprar un móvil 3G. Sólo tienes que conectarlo al ordenador y tendrás acceso a Internet al mismo precio que con la tarjeta. Como los operadores de móviles quieren introducir estos teléfonos en el mercado, puedes conseguirlos muy baratos o incluso gratis, y sólo tienes que pagar la tarifa mensual. Los móviles 3G también te permiten hacer y enviar fotos y vídeos.
En algunas zonas, fuera de las ciudades, no hay cobertura de red 3G, por lo que las tarjetas o teléfonos 3G utilizan otras tecnologías de transmisión (GPRS, EDGE o GSM) que son muchísimo más lentas, tipo módem. Si no vives en una ciudad grande es mejor que le preguntes a tu proveedor si hay cobertura 3G antes de firmar el contrato.